Ejemplos de éxito en recuperación
Aunque hay mucho trabajo por hacer, también hay historias de éxito que inspiran esperanza:
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- El águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) ha visto un leve aumento de su población gracias a la protección de zonas de nidificación y reducción de persecución.
- El sapo partero ibérico (Alytes dickhilleni) , en peligro crítico, ha mostrado signos de recuperación en zonas de Andalucía y Extremadura tras la limpieza de lagunas y control de hongos como el quitridio.
- El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) ha retomado presencia en los Pirineos gracias a liberaciones controladas y prohibiciones de veneno en pastos.
Retos futuros
Aunque los esfuerzos de 2024 fueron significativos, queda mucho por hacer:
- Mejorar la coordinación entre comunidades autónomas para una estrategia nacional integrada.
- Garantizar financiación sostenible para proyectos de conservación.
- Impulsar la participación ciudadana y educativa en defensa de la biodiversidad.
- Reforzar controles contra el tráfico ilegal y la contaminación.
- Integrar la conservación de especies en planes de desarrollo rural y turístico.
Conclusión
La península ibérica sigue siendo un refugio crucial para decenas de especies únicas en el mundo. En 2024, la presencia de especies en peligro de extinción sigue siendo un recordatorio constante de la fragilidad de nuestros ecosistemas. Pero también representa una llamada a la acción colectiva.
Proteger estas especies no solo es una obligación ética, sino también ecológica: cada animal o planta que desaparece rompe una cadena compleja que sostiene la vida en nuestro entorno. Y mientras haya voluntad política, científica y social, hay margen para revertir tendencias y construir un futuro donde la biodiversidad ibérica siga siendo un legado vivo para las próximas generaciones.
La naturaleza nos necesita. Y en 2024, España dio pasos firmes en esa dirección.