6. Edificación sostenible y ciudades inteligentes
La construcción es responsable de casi el 40% del consumo energético total en Europa , razón por la cual la edificación sostenible se convierte en un pilar fundamental de la descarbonización urbana.
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En 2024, empresas como Acciona , Ferrovial y Dragados introdujeron nuevos materiales y técnicas de construcción con bajo contenido de CO₂, como cemento alternativo, madera estructural certificada y techos solares integrados.
Asimismo, municipios como San Sebastián, Valencia y Barcelona pusieron en marcha proyectos de ciudad inteligente , combinando sensores IoT, gestión eficiente de residuos y redes eléctricas descentralizadas para reducir la huella ambiental urbana.
7. Tecnologías para la captura y utilización de CO₂
Una de las líneas más prometedoras en tecnología verde es la captura directa de dióxido de carbono del aire y su transformación en productos útiles, como combustibles sintéticos o materiales de construcción.
En 2024, el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) desarrolló un nuevo catalizador capaz de convertir CO₂ en etanol, un alcohol que puede usarse como combustible limpio.
Además, el Parque Científico de Barcelona albergó el primer laboratorio español dedicado exclusivamente a carbon capture and utilization (CCU) , con proyectos aplicados en industria pesada y cementera.
8. Apoyo institucional y financiación
El impulso a la tecnología verde en España no sería posible sin el respaldo de políticas públicas y fondos estratégicos. Durante 2024, el gobierno destinó más de 1.200 millones de euros a proyectos de innovación verde a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Se establecieron también programas de incentivos fiscales para empresas que inviertan en tecnologías limpias, así como becas y ayudas a startups comprometidas con la sostenibilidad. Además, se fortaleció la colaboración entre universidades y empresas mediante cátedras de innovación verde y espacios de coworking especializados.
Conclusión
2024 será recordado como un año clave en el desarrollo de tecnologías verdes en España. Desde la mejora de sistemas de almacenamiento energético hasta la expansión de la movilidad eléctrica, pasando por avances en agricultura regenerativa y captura de carbono, el país demostró que tiene el talento, la infraestructura y el compromiso necesario para jugar un papel central en la transición ecológica global.
Estas innovaciones no solo son buenas para el planeta, sino también para la economía, generando empleo cualificado, atrayendo inversión internacional y posicionando a España como un hub tecnológico sostenible en Europa.
A medida que los efectos del cambio climático siguen manifestándose, el rol de la tecnología verde será cada vez más crucial. Y con el ritmo actual de desarrollo, España no solo está preparada para enfrentar estos desafíos, sino que también está ayudando a definir el futuro del planeta.